Esta institucion celebra su 100 aniversario y junto a todas las familias que lo integran haran una gran celebracion
El Wilde Sporting Club, con casi 100 años de historia, es un claro ejemplo de cómo los clubes de barrio no solo nacen de la pasión por el deporte, sino que evolucionan para convertirse en pilares fundamentales de la identidad comunitaria.
El club tuvo sus inicios en 1925, cuando un grupo de muchachos, cansados de jugar en potreros desorganizados, decidió formalizar su amor por el fútbol. En una época en la que los clubes de barrio estaban en pleno auge, influenciados por la creciente clase obrera que buscaba espacios para el esparcimiento y la construcción de identidad barrial, Wilde Sporting Club siguió esa misma senda. Fue en una casa de la calle Piran (entonces conocida como Jorge Dominico) donde, el 11 de septiembre de 1925, se celebró la primera reunión formal que dio lugar al acta de fundación n.° 1. Allí se creó una comisión provisoria encargada de organizar una nueva asamblea para elegir la primera comisión directiva, marcando el inicio oficial del club.
El Wilde Sporting Club no solo surgió como un espacio para practicar fútbol, sino como un símbolo de la capacidad organizativa y el compromiso de sus fundadores, que imaginaron un lugar donde el deporte y los valores se entrelazaran.
La elección del nombre, un aspecto esencial en la consolidación de su identidad, fue propuesta por Ángel P. Binaghi tras debatir distintas opciones, quedando finalmente aprobado “Wilde Sporting Club”, un reflejo de sus aspiraciones deportivas y comunitarias.
Continuando con la historia del Wilde Sporting Club, en 1930 ocurrió uno de los hitos más significativos, el núcleo central que sigue sosteniendo la existencia del club hasta el día de hoy: la adquisición de tres lotes de terreno sobre la calle Mariano Moreno (entonces conocida como Mercedes), bajo la presidencia de José Díaz.En ese terreno, con recursos limitados, se levantó rápidamente una modesta casilla de madera y chapas que cumplió la función de sede social y lugar de encuentro para los socios.
A medida que el club crecía, la necesidad de mejorar las infraestructuras también aumentaba, por lo que en 1940 la Comisión Directiva convocó a una Asamblea Extraordinaria para decidir la construcción de nuevos baños, vestuarios y una galería embaldosada. Para financiar estos proyectos, se emitieron bonos que los socios adquirieron, como si de alguna manera estuvieran construyendo su propia casa. Y es que, para muchos, el club no solo representaba un lugar de encuentro, sino que con el tiempo, se convirtió en su "segunda casa", un espacio al que se acudía no sólo para practicar deportes, sino también para formar parte de una comunidad que compartía una misma identidad.
Hoy en día, no solo aquellos socios de antaño, sino también muchos de los que hoy en día frecuentan el club, siguen llamándolo de la misma manera. El Wilde Sporting Club sigue siendo ese lugar de pertenencia, ese espacio familiar donde las generaciones han dejado su huella, y donde aún persiste el mismo espíritu de trabajo colectivo y compromiso que ha marcado su historia.